Resulta que el día 19 alguien tuvo la brillante idea de organizar una carrera de conejos. Se celebró el evento, con la peculiaridad de que el ganador no recibía premio alguno.
La "gracia" era el destino del último.
Ya se sabe que el trasiego de todo tipo de manjares y licores es la ocupación primordial del fallero y el final del farolillo rojo consistió en un salpicón.
Bon profit (con 48 años de retraso).
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