viernes, 20 de marzo de 2009

RECULL

Un año más, con las cenizas recogidas, parece que fue un sueño.

Y así los más afortunados habrán pasado estas primeras horas, durmiendo, recuperando el sueño perdido, recobrando la voz que se fue en las noches locas falleras.

El 20, a las 14, pasé por allí, por donde vivimos tanto estos días, y nada queda, salvo algunas bolsas de basura por la acera. Ya recuperaron los coches, con su voracidad, todo el espacio.

Unos, los menos, volveremos a vernos los jueves de Junta. Y los más, apenas nada hasta el próximo marzo.

Recuerdo cuando me apunté que era muy raro que los fines de semana estuviera cerrado el Casal. Aquellos jóvenes matrimonios llevaban a sus niños a la Falla y se hacían paellas, o las encargaban, y comían juntos, en aquel destartalado bajo de Ángel Guimerá.

Han pasado muchos años, y aquellos jóvenes matrimonios han llegado a la jubilación, y lo triste es que el Casal, con un hermoso paellero, está vacío las más de las veces, porque los que venimos detrás no lo ocupamos, no vemos los partidos de fútbol, echamos unas partidas o nos juntamos a comer o cenar. Para eso está. Para que el espíritu fallero no muera con cada cremà hasta la proclamación del próximo ejercicio.

Un abrazo a los padres de nuestras falleras, a Teresa, Eduardo, Coni y Salva. Y a vuestras hijas, que supongo estarán "acabás", de tanta sonrisa tanto traje, tanto peinado, tantas ganas de pasarlo, y de que salga, bien.

Y a Mati y Fran, los padres de nuestro petardista Presidente Infantil, en un año de sentimientos cruzados, con tantas cosas novedosas para vosotros, entre las que espero que por encima de todo queden las amistades.

Y a Eduardo, un año más. Y añadiría, permítaseme, un
primero que nada.

Un fuerte abrazo, Presi, y cuida, y que se cuide, la Señora Moltó.

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