domingo, 15 de noviembre de 2009

UN ABRAÇ VICENT

Todavía con el sabor de boca del último pastel de boniato y los coquitos, y de los dos chupitos de mistela, todo hay que decirlo, ponemos el punto final a la XVI semana cultural, en un fin de semana triste, pues nos ha dejado el abuelo de la Fallera Mayor.

El viernes, y van unas cuantas, se cenó al estilo jo menge de tu, tu menges de mi, y eso fue el preludio de un sábado para la gente menuda, que se fue de granja escuela.

Por la noche llegó la noticia que convirtió un día de fiesta en un velar de tanatorio. Me cuentan que pese a ello el homenaje a ese Fallero fundador, Juan Rafael Ballester Anguís, con motivo de la inauguración de una calle con su nombre en la vecina Massarrojos, ha sido un éxito de público, donde nuestro Presi Infantil ha dejado demostrado que tiene dos... narices, cumpliendo con su asistencia pese a la fiebre que no le ha abandonado en todo el finde.


Luego ha habido comida en el Casal, en familia, por las ausencias de siempre, con las que ya desgraciadamente se cuenta, pero con las imponderables añadidas por el duelo.


Les albaes, a las siete y media, no prometían demasiado, con itinerario reducido al no poder contar con la Fallera Mayor. Sin embar
go, como las buenas mascletás, El Cigala & Company nos han deleitado con un acto que ha ido calentándose con bastante afluencia de curiosos ante la puerta donde Lydia nos ha obsequiado con las inexcusables pastas y mistelita, y para terminar en el Casal, con dedicatorias para todos, (hay que ver la facilidad del versador, un fenómeno). Para finalizar, unas estrofas dedicadas a Amparo y los Mollá han subido el tono de la emoción, que ha terminado de desbordarse cuando han "atracado" al abuelo, Jaime Roca, que se ha despachado con un "a capela" para su nieta.

Muy emotivo. Y una vez más lo diré: El que no viene, sinceramente, se lo pierde.

Fins el any que ve.



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