lunes, 17 de noviembre de 2008


Daba pena. Se me saltaban las lágrimas, aquellos dos peroles llenos de arròs amb fesols i naps, restos mudos del despiporren de aquella comida al precio de 1 € por persona.

El Casal estaba practicamente lleno, y la verdad es que hicimos lo que pudimos por terminar con las existencias, pero un año más no pudo ser.

Enrique Monllor nos invitó a todos a cava y pasteles por lo que ya la pitanza alcanzó ribetes de gesta pantagruélica.


Hacer tiempo hasta les albaes fue toda una heroicidad, que el cuerpo reclamaba reposo y más de uno era de la opinión de que si iba ya no tendría fuerzas para volver.

El que así hizo se lo perdió.



Un año más les albaes no decepcionaron y las falleras mayores vivieron una tarde especial, de lo que fuimos testigos unos cuarenta que nos desplazamos paseando entre las casas de Rocío y Teresa.

Muy comentado el último ripio acerca de las barbas del Presidente, que ni con estrofilla ad hoc parece dispuesto a afeitársela.

Para los esforzados acompañantes no faltaron la mistela y los rollos de anís.


Un clásico de tarde.


Ah y muy comentados los solos de El Cigala, en especial su versión Albinoniana.

2 comentarios:

Falla El Bunyol dijo...

Qué kbronazo eres, Jose

juas juas juas

Falla El Bunyol dijo...

Sí, pero estaba bueno el arrosito, ehhhh????. Mala cara no es que pongas....pardiez.